El quehacer político, en el mundo contemporáneo, lastimosamente, se desenvuelve en un marco de desestructuración mental, que determina comportamientos y conductas desorientadas, que trastocan principios que llevan a la sociedad a una conducta esquizofrénica, donde se valora y se encubre la corrupción.
Es hora de crear una nueva dimensión humana, armónica y coherente, que permita el desarrollo personal, social, económico, institucional, aprovechando la facultad psíquica de entender y razonar, que es lo que distingue en esencia al ser humano.
Dr. Fernando Guerrero Bz.
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